Como elaborar una Evaluación de Riesgos que proporcione confianza a la organización

domingo, 12 de octubre de 2014
La evaluación de riesgos es el primer paso en la gestión preventiva, es la primera obligación para afrontar una postura activa frente a los riesgos laborales. Su consecuencia es la planificación de las medidas preventivas manteniendo un control permanente sobre los riesgos.

Debe existir una metodología que contemple con carácter general e individualizado las características de todos puestos de trabajo, disponiendo de la información necesaria para la toma de decisiones.

No se trata de evaluar como mera obligación formal al inicio de la actividad realizando una simple descripción de los riesgos. El proceso de evaluación debe ser una actividad continua, dinámica y versátil, que mediante un juicio crítico, permita estimar la magnitud de los riesgos.  Puesto que los cambios en los procesos de trabajo son frecuentes, debe ser actualizada permanente, formando parte de la planificación. Debe convertirse en un método dinámico para la detección de nuevos riesgos, como respuesta inmediata ante nuevas condiciones de trabajo.

Deben examinar las características de la actividad o centro de trabajo estableciendo parámetros o puntos de referencia genérica, pero al mismo tiempo deben estudiarse los riesgos de manera individualizada por puesto de trabajo y trabajador como persona con características propias en su aptitud física y profesional.

Para realizar una evaluación de riesgos, se pueden seguir las siguientes pautas:

1.- Planificar: Se ha de definir una metodología, calendario y mecanismos de revisión. El empresario decidirá si la realiza el mismo o para realizarla designa a alguno de sus empleados. Puede recurrir igualmente a servicios externos, opción aconsejable si se precisan conocimientos especializados o se debe enfrentar a cuestiones políticamente delicadas donde una recomendación independiente será posiblemente mejor aceptada por su objetividad. Es recomendable también aprovechar la experiencia y conocimiento de las personas que supervisan directamente el trabajo del personal y de los propios trabajadores.

El procedimiento de evaluación y criterios de valoración deberán consultarse a los representantes de los trabajadores. Su participación en el proceso de evaluación, del que es responsable la empresa, dejará la puerta abierta para su implicación.

2.- Recoger la información: Se deben recopilar todos los datos y toda la documentación útil existente. Se analizará la actividad confeccionando una lista de actividades y de empleados o puestos realizando observaciones mientras el trabajo se está llevando a cabo, comprobando los procedimientos establecidos y recogiendo los datos oportunos sobre el lugar de trabajo, equipos, instalaciones, material, maquinaria, tecnología, herramientas, formación, medidas de control existentes, actividades de alto riesgo, acceso a espacios restringido, etc. No deben pasarse por alto tareas como la limpieza fuera de las horas normales de trabajo o los departamentos auxiliares como el de recogida de basuras.

Se deben analizar los factores psicológicos, sociales y físicos que puedan causar tensión en el lugar de trabajo, así como la organización: trabajo sujeto a modificaciones, repetitivo, estacional, etc.

3.- Identificar los peligros: Se debe estructurar la información disponible para estudiar todos los elementos peligrosos en todos los aspectos del trabajo:
a) Elementos peligrosos, riesgos existentes y modo en que surgen.
b) Interacción de los trabajadores con los materiales utilizados e interacciones entre trabajadores.
c) Pautas de trabajo para identificar el tipo, probabilidad, frecuencia y duración de la exposición a distintos peligros.
d) Relación entre la exposición a un elemento peligroso y sus efectos.
e) Las observaciones deberán compararse con los criterios existentes para garantizar la salud y seguridad: requisitos legales, normas, orientaciones, códigos de prácticas correctas, niveles de exposición a riesgos profesionales, normas específicas del  sector,  instrucciones del fabricante, publicaciones, bases de datos sobre salud y seguridad (HASTE, GESTIS, SAFEPEC), directrices de organismos o institutos nacionales competentes, datos de accidentes e incidentes, manuales, procedimientos operativos, datos de medición o datos anónimos de vigilancia sanitaria.
f) Es fundamental consultar a los trabajadores quienes conocen elementos peligrosos difíciles de descubrir por su naturaleza.

4) Identificar las personas expuestas: Se debe relacionar nominalmente todos los trabajadores que desempeñan un puesto de trabajo objeto de la evaluación, incluyendo grupos de personas con un riesgo especial, para conocer la incidencia de las condiciones de trabajo en su salud. Se pueden agrupar los puestos de trabajo cuyos trabajadores están expuestos a los mismos riesgos.

5) Evaluar los riesgos: Se deberá hallar la magnitud del riesgo en función de criterios objetivos de acuerdo a los condicionamientos técnicos y el consenso de los trabajadores. Habitualmente se valoran como criterios frecuencia de exposición al riesgo, las consecuencias en caso de que éste se concrete y la probabilidad de su desencadenamiento.

En cualquier caso, se deberá incluir la realización de las mediciones, análisis o ensayos que se consideren necesarios (evaluaciones específicas y cualquier tipo de análisis o ensayos necesarios), salvo que se trate de operaciones, actividades o procesos en los que por la apreciación directa del profesional acreditado permita llegar a una conclusión sin necesidad de recurrir a dichos procedimientos.

Habrá que tener en cuenta a la hora de evaluar, la fiabilidad e idoneidad de las medidas de prevención existentes. 

6) Determinar prioridades y decidir las medidas a adoptar: En la mayoría de las situaciones, los riesgos se pueden reducir de diversas maneras. Siempre a la hora de proponer medidas deben tenerse en cuenta los principios de la acción preventiva.

Puesto que los recursos de las empresas son limitados, hay que prestar especial atención viabilidad económica, técnica y operativa. Las prioridades deben ser correctas en función de la gravedad y probabilidad del riesgo, consecuencias del incidente, número de personas que podrían resultar afectadas y el tiempo necesario para adoptar dichas medidas.

7) Registrar y comunicar la evaluación: El registro de los resultados es un instrumento de gran utilidad, al demostrar que todos los riesgos han sido evaluados e indicar los criterios empleados. Lo normal sería considerar que los elementos que no figuren no constituyen motivo de preocupación, aunque su exclusión deberá poder justificarse.

Estarán a disposición de los representantes de los trabajadores y los trabajadores afectados serán informados del resultado y medidas adoptadas referidas a su puesto de trabajo.

8) Aplicar y medir la eficacia de medidas: Se ha de actuar de inmediato en las áreas prioritarias. El seguimiento de las medidas debe garantizar que no disminuye su eficacia. La información obtenida de estas actividades se empleará en la revisión de la evaluación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario